jueves, 29 de noviembre de 2007
"Día Laboral" en el Pueblo
martes, 27 de noviembre de 2007
"El Arlequín"
sábado, 24 de noviembre de 2007
Lihuén
jueves, 22 de noviembre de 2007
"Fénix"
“¡Fénix, a escena!”, eso me bastó para salir de mi letargo. El murmullo del público impaciente, el olor a comida y a polvo en el aire, las luces que iluminan mi cara haciendo más obvio el maquillaje nacarado color zafiro en mis párpados, el millar de pensamientos que cruzan mi mente en ese último segundo antes de poner un pie en la pista principal…elementos que su perfecta armonía conforman mi rutina diaria. Salgo al escenario. Estoy tan aterrada como emocionada, ebria de atención, conmovida y sola ante el sepulcral silencio previo a tocar la primera nota de la melodía…gajes del oficio. Todo es parte del show…sonreír, repetir el número ensayado, recibir los aplausos con un gesto de agradecimiento, retirarse de la pista con una expresión de gloria en el rostro…y respirar. Este es mi trabajo. Hoy fue día festivo en la comunidad local así que la feria abrió sus puertas más temprano de lo usual y ofreció a los visitantes una función más de todos los espectáculos. Estoy exhausta, nunca me había tocado estar tanto tiempo en el escenario ni ver a tanta gente reunida en un solo lugar. Ni siquiera me molesté en dejar el vestuario que traía puesto en casa o en lavarme la cara para salir por algo de comer y hacer mi recorrido nocturno por el parque. Lo que necesitaba era un desfogue así que me dirigí al Laberinto de Cristal en cuanto el último visitante salió embelesado por la puerta principal prometiendo regresar en cuanto “pudiera escapar a sus actividades”. Sabía que mis piernas entumecidas no me ayudarían a terminar el recorrido por el laberinto esta vez, así que sólo entre al primer pabellón en donde los espejos “dicen la verdad” y no distorsionan su reflejo…su magia está en abrazar la imagen que proyecta uno y pasarla al siguiente de tal manera que el reflejo original se vea repetido varias veces, como si se estuviera dentro de un caleidoscopio. Estaba de pie frente a una infinidad de proyecciones idénticas de mi imagen de escenario…esas prendas tan llamativas y ese maquillaje tan peculiar con tanto brillo que a veces me pregunto si es para atraer atención en cuanto las luces lo encuentran o si es una coraza impenetrable que las refleja y no las deja mostrar quien soy en realidad. “Fénix”…así me conocen aquí porque así dejé que lo hicieran. A decir verdad no habría ningún otro nombre con el que me sintiera más identificada. Para llegar a donde estoy ahora tuve que renacer de las cenizas. Estaba destruida y me levanté de nuevo. Aprendí a hacer una obra de arte a partir del dolor y convertí los golpes en música. Levanté el vuelo una vez y puedo volverlo a hacer así tenga que arder en llamas como al principio…y mis lágrimas también son curativas, están reconstruyendo mi alma en este instante.
martes, 20 de noviembre de 2007
"Bienvenidos al Laberinto de Cristal..."
El Laberinto de Cristal…definitivamente mi atracción favorita de la feria. No importa cuántas veces hayas terminado el recorrido, al final siempre tendrás una impresión diferente. Será que el observar nuestro reflejo distorsionado satisface nuestra necesidad por vernos como alguien ajeno a nosotros mismos…o al contrario, será que nos escondemos trás tantas máscaras que esa imagen tan distinta a la habitual nos ayuda a percibirnos como realmente somos?...“El espejo nunca miente”, cierto? Pero y si éste ha sido manipulado qué es lo que nos dice? Desde que llegué aquí veo al Laberinto de Cristal como un refugio y un reto al mismo tiempo. Las luces se apagan, la rueda de la fortuna deja de girar, la última bolsa de palomitas se vendió hace casi una hora, hace ya un rato que dejé la pista y recibí mis aplausos, el silencio sustituye el estruendo de esos caballos que galopan día con día con el mismo semblante inquebrantable en un círculo eterno bajo risa y llanto de niños caprichosos…la feria cierra sus puertas y yo puedo hacer el último recorrido de la noche por el laberinto antes de regresar a casa, que aunque esté sólo a unos metros de la pista principal puedo reclamar como mi propio espacio. Hoy me sentía algo melancólica y la imagen que más me impresionó fue la de aquel espejo cuyo reflejo te hace ver más pequeña. Extrañé mucho mi niñez al lado de mi familia cuando el mundo parecía un jardín de juegos y que al crecer uno se da cuenta de que dista mucho de ser eso…o al menos los juegos son mucho más complicados de lo que pensábamos en ese tiempo. No me quejo de mi vida en la feria, mi talento es apreciado, tengo más comodidades de las que pude haber tenido en una vida más ortodoxa y tengo muchos amigos que son todo menos gente común y corriente…es sólo que a veces trato de imaginar cómo hubieran sido las cosas de seguir en el camino que se había previamente trazado para mí aún sin mi consentimiento…Es mera nostalgia, es un hecho que no puedo volver por donde vine ni quiero hacerlo. Mi hogar ahora es un lugar con miles de invitados cada día, un mar de extraños que irónicamente te hacen sentir más “en casa” que nunca cuando te admiran en el escenario y te regalan un aplauso acompañado de una sonrisa o alguna que otra mirada de asombro. Mi familia ahora son mis amigos, esos singulares personajes que comparten su vida conmigo en este manto de luces que se mueve a un ritmo hipnotizante.