“Debería comprar cortinas nuevas”, pensaba mientras ese primer rayo de sol me deslumbraba despertándome del sueño tan placentero que estaba teniendo. Puse mi almohada sobre mi cara tratando de mitigar la luz pero lo único que conseguí mitigar fue mi respiración, así que a tal fallido intento por volver a dormir, por fin me puse en pie esquivando el vestuario que no colgué la noche anterior, las zapatillas que tengo que probarme para completar el atuendo de la reunión de bienvenida para los nuevos artistas dentro de tres días, la peineta que por fin apareció después de dos semanas de buscarla y hasta un lápiz labial que escapó del estuche de maquillaje mientras luchaba por estar lista a tiempo para la última función. Con la visión todavía borrosa, lavo mis dientes…”¿Qué día es hoy?”…una ducha…”¡Por fin lunes!”, ya esperaba mi día libre. Me envuelvo en ropa oscura, una capa ligera de maquillaje, perfume, recojo mi cabello…listo, ya puedo salir al mundo exterior.
Camino por la feria…todo se ve tan diferente de día y sin visitante alguno…el ambiente no huele a la mantequilla de las rosetas de maíz y sin el murmullo de la gente, la música de las atracciones o el retumbe de los espectáculos el silencio es casi aberrante…sólo escucho el compás de mis pisadas a medida que me acerco al primer remolque tras la Rueda de la Fortuna, hoy completamente estática, y junto a la Casa del Misterio que con esta luz más bien parece “la Casa del Descuido”…
- “¡Hola, Lihuén! ¿Quieres acompañarme a dar una vuelta por el pueblo?, dije empujando la puerta ya entreabierta y buscando a mi amiga en el interior.
- “¡Hola, Fénix, pasa! Me encantaría ir contigo, nena, pero si me salgo ahora no podré terminar de arreglar la casa, ya sabes que en la semana no se puede hacer nada al respecto…pero si gustas quédate a desayunar, en seguida preparo algo”, me respondió con una gran sonrisa.
Después del delicioso pan de miel y café salgo en busca de alguien dispuesto a ir conmigo a visitar el pueblo pero sin éxito…ninguno de mis amigos está disponible. Entre la fatiga de la semana, los ensayos para los nuevos montajes, la limpieza de la morada, el tedio de pasear en un lugar desconocido, la falta de dinero o las meras ganas de dormir tuve que emprender mi aventura sola, no quería quedarme en la feria prácticamente desierta.
Para mi sorpresa, al llegar a la plaza principal del pueblo la encuentro igual de desolada que la feria. No hay familias almorzando a la sombra de los árboles, ni papalotes tratando de alejarse de los niños que sostienen su cordel, ni música, ni artistas locales montando su espectáculo en plena calle…sólo un par de ancianos sentados en las bancas, los pajarillos comiendo los trozos de pan que éstos les lanzaban al suelo de la explanada y unas cuantas tiendas de recuerdos abiertas con sus dueños aburridos dentro. Por un momento olvidé que era “día laboral”, dejé pasar la ironía de que los habitantes del pueblo van a la feria para divertirse en sus días de asueto…y yo que trabajo en la feria vengo al pueblo a distraerme en mi día libre pero los encuentro trabajando. Sin más que un par de pañuelos de vistosos colores, un nuevo tono de sombras para los ojos y una botella de vino tinto emprendo mi regreso a casa, en donde estoy segura de que por lo menos encontraré más caras amables que aquí.
Ya en casa definitivamente mejoró la jornada, a pesar de que en la puerta del Laberinto de Cristal hay un candado más pesado que el tedio de hoy en el pueblo, me gustó pasar la velada con mis amigos y compartir la botella de vino que conseguí en una de las tiendas de al lado de la plaza principal contándoles mi fastidiosa experiencia. Probablemente si hubiera estado en el humor propicio a hacer una caminata reflexiva me hubiera gustado el “día laboral” en dicho lugar…pero no, lo que yo buscaba era distracción e ir a la plaza no era la mejor opción. Terminando de lavar mi cara me entretuve frente al único espejo que pude contemplar hoy, el de mi casa. Estuve un rato frente a él mientras repasaba en mi mente todo lo acontecido en éste, mi día libre…irónicamente, no puedo esperar a que tenga que trabajar mañana.
jueves, 29 de noviembre de 2007
"Día Laboral" en el Pueblo
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Ironía
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Y días... y días interminables pasan así en el mundo de la "gente normal", definitivamente experiencias no muy gratas, normalmente en esos recorridos terminas fastidiado, por eso siempre son mejores las visitas cortas; claro, cuando vas tú solo en búsqueda de distracción, si vas en búsqueda de información o vas bien acompañado pueden ser hasta divertidas...
ResponderBorrarQué lastima que nadie te haya podido acompañar Fénix, aunque más lamentable, que haya tenido que ser un día de trabajo para los pueblerinos, si han estado libres sin duda hubiera sido un recorrido diferente, hasta te hubieras podido interesar jejeje... Pero bueno, por lo menos todo terminó con una velada acompañada de tus amigos y esa botella de vino...
Y no puedo dejar de mencionarlo... Me encanta la ironía de trabajar en una feria e ir a buscar diversión en un pueblo...
Pues así es esto de entretener al resto, parece que los que están en el espectáculo no merecen divertirse.
ResponderBorrarEl momento de bajar del escenario y darse cuenta de que cuando nosotros trabajamos el resto descansa y cuando queremos descansar el resto trabaja.
Quizás la ventaja es que nos facilitan la tranquilidad y la paz, finalmente no es como si no vivieseos el espectáculo... solo lo vivimos del otro lado.
Que tal Fénix?... Decidí dar una vuelta por la feria y precisamente hoy no podía quedarme sin dejar un comentario...
ResponderBorrarYo también pienso a menudo sobre la gran ironía de trabajar mientras otros descansan, muchas veces (los que tenemos un horario convencional) pensamos que estaría excelente trabajar únicamente en días de descanso, porque son menos... Y así poder descansar el resto de la semana. Pero la verdad es que ese tipo de trabajos son tan complicados como los normales (no que seas rara, bueno si eres, pero tu me entiendes hehehehehe), eso de tener días libres y al salir a buscar una distracción no encontrar nada no suena muy divertido que digamos.
Me parece que una no se puede escapar de las complicaciones de la vida, éstas vienen de cualquier manera las quieras o no (generalmente una no las quiere… vdd?)… La única diferencia radica en la envoltura de tu paquete; puede ser uno en colores negro y azul opacos con un moño discreto… O puede ser rosaranja chispeante con piedritas tipo joyería de fantasía y algunas plumas en lugar de un moño común (pero ojo, jamás corriente… Al menos no en nuestros casos)…
Y bueno, me da gusto pasear x la feria… Me despido antes de seguir divagando y perder el hilo de lo que quería decir (oops! Too late)… May the nuts be with you…